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viernes, 26 de noviembre de 2010

Boda musical en Palau Moxó

Hay clientes que te transmiten una sensibilidad o feeling más allá de lo profesional.  Clientes que desde el primer contacto por email te dan buen rollo.  Son clientes (particulares o de empresa) que logran con su sola presencia no que una sea más profesional (eso se lo doy a todos sin excepción) pero que sea más Ana Cruz y menos Catar Trufas.  Con estos clientes siempre deseas que llegue el dia del evento y quieres "lucirte" particularmente.  Deseas que esten guapos (los novios), que los jefes les feliciten por el trabajo bien hecho (los de empresa), que los comensales digan más veces de lo habitual que bueno que estaba todo y que buen ojo para elegir catering han tenido.  De casi todos los clientes y eventos se aprende algo.  De Jordi y Mercè yo aprendí en mi propia persona que debes tratar a la gente justo como quieres que te traten a ti.  Y eso es lo que ellos hiceron conmigo. 
Jordi y Mercè se casaron en el Ayuntamiento de Barcelona el 2 de octubre y lo celebraron en el Palau Moxó.  Vinculados tanto ellos como varios familiares y amigos al mundo de la música, entregaron un programa-minuta a los invitados según llegaban al palacio.  En el programa intercalaron las descripciones de las diferentes actuaciones con las descripciones de la gastronomía del cocktail que estabamos sirviendo.  Mercè tocó el piano mientras sus amigas Séverine-Etienne e Íngrid la acompañaban como mezzosoprano una y soprano la otra.  Luego Jordi con su grupo de cámara vocal Música Reservata de Barcelona nos regalaba un pequeño repertorio de música religiosa del Renacimiento y el Barroco.
"A les taules trobareu assortiment de xips de verdures (patata dolça, xirivia, moniato, taro i iuca), coques de trempó amb tomàquet, pebrot i ceba; espinacs, tomàquet i baco) i unes mini quiche de porro i verduretes. Schubert i Victoria es van trobar per primer cop l´any ... bé, es van trobar i es van agradar. L´un parlava de Goethe i els palaus vienesos i l´atre de la Contrareforma i la vida monàstica.  No es reconeixien.  I així va passar tot mentre sonava un Lied i un altre..." (en cast:ellano "En las mesas encontrareis un surtido de chips de verduras (patata dulce, chirivía, boniato, taro y yuca), cocas de trempó con tomate, pimiento y cebolla; espinacas, tomate y bacon) y unas mini quiche de puerro y verduritas. Schubert y Victoria se conocieron por primera vez el año ... Bueno, se encontraron y es gustaron. Uno hablaba de Goethe y los palacios Vieneses y el otro de la Contrarreforma y la vida monástica. No se reconocían. Y así pasó todo mientras sonaba un Lied y otro ...) Fragmento del programa-minuta escrito por Jordi Abelló



Que seais muy felices y sigais comiendo perdices. 

viernes, 12 de noviembre de 2010

Vivir en una obra de arte, Mi bisabuela Amalia

Hace unos dias mientras preparabamos el motaje de un cocktail en el Palau Moxó de Barcelona, tuve el placer de coincidir con Inés Moxó, la actual propietaria del palacio.  Traía entre las manos muy cotenta un ejemplar de La Vanguardía en el que le había hecho una entrevista.  Hablando con ella, me transporté mentalmente (como tantas otras veces me ha pasado cuando voy al Palau Moxó) al piso de mi bisabuela Amalia en el Jaén de 1980, cuando yo con 9 y mi hermano Edu con 7 años subiamos la escalera de piedra haciendo girar la bola dorada del final (o visto desde el portal, del principio) del pasamanos.  En un par de pisos parabamos en seco ante la mirilla mirillona y sabiamos que pronto  nos observaría tal y como nosotros observariamos después a nada y a parte de los escalones y a la puerta de enfrente (nos encantaba mirar por allí).  Se oian los pasos suaves de la bisa por el pasillo
"Ya están aqui los principes de Maria Cristina" recuerdo que decía la bisa.  Y nos daba un beso con olor a Royal Ambré.  "¿Puedo ir al baño bisa?".  Era la siempre usada excusa para poder salir del salón a abrir y cerrar puertas de picaporte inverosímiles y entrar en cuartos prohibidos, pisar tablones antiguos que al sentir mis pasos crujian delatandome "crec, crec", ir al baño, efectivamente, para dejar salir el agua de los grifos de rosca, y tirar de la cadena con mago de cerámica de la cisterna de pared (cadena y no botón), coger el taburete y subirme a destapar el frasco de litro de Royal Ambré (frasco de vidrio y no de plástico), ir al comedor a ver la enooooorme mesa con sus doce sillas, el aparador con su espejo inalcanzable inacabable y sus cajones de tenedores, cucharones y pinzas para la comida todos secretos, todos a mi alcance, y lo mejor de todo, la cocina.  Los azulejos blancos, blanquisimos, el balcón alto y estrecho que daba al mercado de abastos, el abridor de botellas colgando de la pared.  "¿Nos podemos tomar otra mirinda, bisa?" "Si, claro" "¿podemos abrirla nosotros?" Reia, "Si, calro.  Ya sois mayores"  Creo que fueron las primeras bebidas que serví en mi vida.  Dos Mirindas para Edu y para mi.   En aquellos años 80 mi madre compraba (solo en los cumples, junto a las mediasnoches de jamonyqueso y foigras) cocacola de 2 litros de plástico.

Todo eso me viene de nuevo y sonrio pensando en Inés Moxó de pequeña pintando en la biblioteca de su casa palacio. 

Si quereis leer el articulo que menciono podeis leer una parte aquí

Vivir en una obra de arte. Inés Moxó

La Vanguardia 9 de octubre 2010


"Y fueron felices y comieron perdices... Así es como muchos cuentos terminan, algunos de ellos con un palacio como escenario. Y aunque la idea de vivir en una mansión como la de los cuentos es muy llamativa, hoy en día son muy pocas las personas que pueden vanagloriarse de tener ese privilegio. Una de ellas es Inés Moxó, quien vive en el Palau Moxó, un flamante edificio que está situado en pleno corazón del Barri Gòtic de Barcelona y que también es conocido como de Sant Mori, ya que pertenece a la familia Moxó, marqueses de Sant Mori.
“Vivir aquí me hace mucha ilusión porque en un principio nunca pensé que esta casa la iba a disfrutar como lo estoy haciendo: al cien por cien, y eso es porque me tocó una herencia. Me gusta todo porque paso mucho tiempo fuera y cuando estoy aquí trato de disfrutarla mucho”, dice Inés Moxó.
El palacio, de 700 metros cuadrados, fue construido nada más ni nada menos que por Francesc Mestres, maestro de obras de la catedral de Barcelona. Tiene varios espacios entre los que destaca el salón del piano, que cuenta con arañas de cristal de Baccarat y un gran piano de cola Erard de París. “Hago una vida normal, tengo mi espacio y cuando me apetece tengo la libertad de decir me voy un ratito por aquí o por aquí. Vivir aquí tiene un significado de continuidad en el sentido de mantener vivo el espíritu y el recuerdo de mi familia, la singularidad y originalidad que les caracterizaba. Me siento satisfecha ante el reto de intentar mantener el legado de mi familia”.
De las tres plantas y de todos los rincones llenos de historia del lugar, para Inés Moxó uno de los sitios más especiales es la biblioteca. “En ese lugar tengo muchos recuerdos de infancia, este sitio es muy acogedor, éramos ocho hermanos y nos recluían bastante en la biblioteca porque era un espacio donde estábamos más aislados de los mayores y no dábamos lata, nos organizaban muchos juegos, mi madre nos compraba pintura, los cristales (que protegen los libros) estaban recubiertos con paneles y ahí nos ponían los papeles…, pintábamos mucho”, recuerda.
Desde 1775, año en que se construyó, prácticamente ha pertenecido al mismo linaje familiar, con excepción de determinados momentos durante la Guerra Civil, cuando la familia tuvo que dejarlo bajo la custodia de sus administradores. Además de conservar sus muros e interiores, durante años fue el lugar donde se acumuló la documentación relativa al linaje de los Moxó y el de las familias con las que iba emparentando, pero esa información, que comprende documentos desde el siglo XV, fue cedida al Arxiu Nacional de Catalunya. Habitar un palacio es un gran orgullo para ella. “Siento mucha satisfacción cuando me felicitan por cómo tengo la casa. Es una ventaja poder disfrutar de un entorno como este y compartirlo con personas que lo aprecian”.
A primera vista da la impresión de que vivir al interior de este palacio únicamente representa lujo, sin embargo, Moxó asegura que no es así y que mantenerlo requiere mucho dinero. Por eso, desde el 2007, el Palau Moxó puede ser alquilado para acoger cenas, cocteles, conferencias, bodas y hasta rodajes de películas. “Da mucho gusto ver que a la gente le gusta y te felicita por el mantenimiento, pero eso es algo muy difícil, representa mucho trabajo, es muy costoso y no contamos con ninguna ayuda porque al ser privado y al tener un fin lucrativo no te dan ayudas, o no las hemos descubierto”.

Texto Dalila Carreño Foto de Pedro Madueño

lunes, 17 de mayo de 2010

Boda noruega en Palau Moxó

El viernes pasado realizamos una boda para una joven y simpática pareja noruega Even y Karianne en la planta baja del Palau Moxó de Barcelona.  Es el único palacio privado construido en el s. XVIII que aún conserva todo el esplendor de su época. Está ubicado en pleno barrio gótico de Barcelona y a pocos minutos de la Catedral de Barcelona.  Even y Karianne realizaron la ceremonia simbólica en las antiguas cocheras del palacio y posteriormente celebraron el banquete en lo que antiguamente eran las caballerizas.
Los novios deseaban combinar la tradición de un palacio del s XVIII con un menú buffet de tapas españolas!!! Como pastel de boda catar trufas realizó un pastel personalizado para ellos con un relleno “red velvet” cada día más solicitado en las bodas en nuestro país
Fue un autentico placer realizar esta boda tan única y diferente en compañía de Yasmina y Nuria del Palau Moxó.  Nos facilitó enormemente el servicio

Nuestra más cálida y sincera enhorabuena a Even y Karianne 

Gratulerer venner!!